Mucho más que vinos (5)

Las fiestas navideñas ya están aquí. Desde hace unos años, en estas fechas dedico una pequeña entrada para proponeros vinos con los que las celebraciones navideñas serán aún más extraordinarias, pero también para que el esfuerzo económico que se hace en estos días adquiera una dimensión especial: la de la solidaridad.

Primero fue Mucho más que vinos, le siguió Mucho más que vinos (2), Mucho más que vinos (3) y Mucho más que vinos (4). Un año más… ¡vuelvo a la carga! Os voy a hacer unas propuestas que seguro que os gustarán 😉 Y no dejéis de consultar las sugerencias anteriores, porque la mayoría siguen siendo válidas.

 

Cervezas artesanas Sikaru

Imagen, Facebook de Sikaru.

Me gusta empezar una comida (o cena) con una cañita, así que he decidido empezar las propuestas de este año con unas cervezas artesanas que se hacen en Badalona, mi ciudad.

La cerveza Sikaru es un producto elaborado por la Fundació Badalona Capaç con la colaboración de Cointegra, Ca l’Arenys y la Cooperativa Agropecuària del Moianès. Se trata de una cerveza totalmente artesana y 100% natural.

La Fundació Badalona Capaç trabaja para mejorar la vida de las personas con discapacidad. Actualmente ofrece la oportunidad de participar en diferentes proyectos ocupacionales a más de 400 personas, siempre teniendo en cuenta sus intereses. Uno de estos proyectos es la elaboración de esta cerveza artesana. Su etiquetado, distribución y la creación de productos de promoción comercial los realizan personas con discapacidad intelectual.

Sikaru tiene cuatro estilos de cervezas diferentes, ¡seguro que encuentras el tuyo!

En el apartado Colaboradores de su página web detallan los puntos de venta de la cerveza.

 

Som Somriures Tradicional Extra Brut de Colet

Sergi Colet ha vuelto a hacer un espumoso solidario. La Fundació Privada Ilersis y Colet Viticultors han firmado un convenio de colaboración para la comercialización a través de BO de Shalom del vino espumoso solidario Som Somriures.

El diseño de las etiquetas es obra de las personas de la Fundació Ilersis, que recibirán un donativo de 0,50 € por cada botella vendida. En su página web nos explican el nacimiento de este vino: El naixement dels Somriures.

Imagen, página web de la Fundació Privada Ilersis.

Som Somriures es un espumoso ecológico Extra Brut, un Clàssic Penedès Tradicional elaborado con las variedades de uva más típicas de la zona: Macabeu, Xarel·lo y Parellada.

Podéis comprar este vino en la tienda online de BO de Shalom o bien en la bodega, cafetería, restaurante de BO de Shalom de La Gremial, en la plaça Mossèn Jacint Verdaguer 5 de Lleida.

 

Cava Maset Solidario

Imagen, página web de Maset.

Maset cada año produce dos mil quinientas botellas de Cava Solidario, un espumoso elaborado con las tres variedades que se emplean en el coupage tradicional del Cava: Macabeu, Xarel·lo y Parellada. El cien por cien de la recaudación de la venta de estas botellas está destinada a la Beca Maset, que tiene como objetivo financiar una investigación contra el cáncer de mama.

El Cava se puede comprar en la tienda online de Maset.

 

Estrany Solidari 2017

Imagen, página web de Recadero.

Este vino brisado solidario de Celler Credo “es el resultado del esfuerzo y la ilusión de unas 200 personas que colaboraron en la Verema Solidaria (Vendimia Solidaria) de Celler Credo”.

Como buenos xarel·listas, crearon un vino 100% Xarel·lo, procedente del viñedo Serral del Bosc, en el que practican una viticultura ecológica y biodinámica. Este vino, fermentado en barrica de roble abierta y macerado con las pieles de la uva, ha hecho su crianza en la botella. Quedan pocas botellas de las 2.933 que elaboraron, y aunque en la tienda online de Recadero está agotado, aún se puede comprar en muchas tiendas de vinos.

 

Gallinas & Focas 2018

Imagen, página web de Gallinas y Focas.

Gallinas & Focas es un vino esperado, y sus etiquetas también. Pasearos por la página web de Gallinas & Focas y disfrutad con los diseños de las etiquetas de cada añada. ¡Todas son preciosas! Llenarán vuestra mesa de color.

Imagen, página web de Gallinas y Focas.

¡La añada 2018 ya está aquí! Este es un vino sabroso y, como ell@s nos cuentan: “con un alto contenido humano fruto de la colaboración de Amadip Esment y 4kilos Vinícola. Amadip Esment es una organización para que personas con discapacidad intelectual y sus familias disfruten y mejoren su calidad de vida y dispongan de las mismas oportunidades que todos los ciudadanos. Los miembros de Amadip Esment participan activamente en todo el proceso de creación del vino siendo los principales protagonistas de este proyecto.”

Este vino de Mallorca está elaborado con un 70 % de Mantonegro y un 30 % de Syrah. Quedan pocas botellas, así que no os lo penséis mucho.

 

Como podéis ver, hay propuestas para todos los gustos, y todas ellas de una gran calidad.

Solo me queda desearos unas fiestas muy, muy sabrosas 🙂

Mucho más que vinos (4)

Las fiestas ya están aquí. Desde hace unos años, en estas fechas dedico una pequeña entrada para haceros propuestas de vinos con los que las celebraciones navideñas serán aún más extraordinarias, y para que el esfuerzo económico de estos días adquiera una dimensión especial: la de la solidaridad.

Primero fue Mucho más que vinos, le siguió Mucho más que vinos (2) y el año pasado repetí en Mucho más que vinos (3). Como podéis comprobar, ¡vuelvo a la carga! Os voy a hacer unas propuestas que seguro os gustarán 😉 Y no dejéis de consultar las sugerencias anteriores, que la mayoría siguen siendo válidas.

 

La unión hace la fuerza

Alella Vinícola y Testuan, dos bodegas de Alella, han sumado energías y han creado dos vinos solidaros, que presentaron en marzo. Los beneficios de la venta de estos vinos van íntegros a la ONG Acción Planetaria.

Sobran Ignorantes 2018

Es un vino blanco elaborado con Garnatxa blanca y Pansa blanca, fermentado y criado en barricas de 500 l, 12 meses sobre sus lías. Acción Planetaria destina los beneficios de este a la Clínica Dental Social de Barcelona Les 1001 Dents, ​​que ofrece asistencia a personas sin recursos.

Actúa! 2019

Es un vino tinto de Syrah con 8 meses de crianza sobre lías. Los beneficios de este vino están destinados al comedor social de Satipo, en Perú, y a facilitar el acceso a tratamiento dental a niñ@s de Colombia y Senegal.

Puedes comprar los vinos a través de la página web de Alella Vinícola o de Acción Planetaria.

 

 

Hi entrem! (¿Entramos?)

El verano pasado Albet i Noya firmó un convenio de colaboración con Entrem, Grupo Cooperativo de inserción laboral, para unirse a este grupo en la lucha a favor de la inclusión social y laboral de las personas con trastornos de salud mental y otros colectivos vulnerables de la Veguería Penedès.

Así nace Curiós Solidari Xarel·lo 100%, un vino fresco i sabroso. No se me ocurre mejor vino para el aperitivo y para acompañar los entrantes de verduras y pescado de estas Navidades.

Puedes comprar el vino a través de la página web de Albet i Noya.

 

#LotsSolidaris Terra Alta

Este año la DO Terra Alta no pudo celebrar la Festa del Vi, y creó una fórmula muy chula para que pudiéramos celebrarla desde casa: ideó cinco lotes solidarios. Los beneficios de las ventas están destinados a La Marató de TV3, que este año está dedicada a recaudar fondos para la lucha contra la COVID-19.

Puedes comprar los lotes a través de la página web de la DO Terra Alta. ¡Es difícil escoger!

 

Caja de vino de los viticultores de la DOCa Priorat

Cada vez que compras una caja de Vins dels Viticultors de la DOQ Priorat, 6 € de tu compra van a la investigación del COVID-19 o para hacer frente a la crisis económica resultante.

Puedes escoger la composición de tu caja y realizar la compra a través de la página web de Vins dels Viticultors de la DOQ.

 

Como podéis ver, hay vinos para todos los gustos, y todos ellos de una gran calidad.

Solo me queda desearos una fiestas muy muy sabrosas 🙂

Fires Catalanes 2.0

 

Estos meses han cambiado muchas cosas, y muchos colectivos se han visto particularmente perjudicados en sus negocios. Los artesanos y elaboradores han sufrido un descenso notable en sus ventas. Gran parte de estas se producen en las ferias, la mayor parte de las cuales se han cancelado, y las que tienen que venir dependen de cómo evolucionará la situación.

Muchos de estos colectivos han desarrollado formatos digitales para dar salida a sus productos. El portal www.firesvirtuals.cat nace con la voluntad de agrupar a los artesanos y elaboradores y dar un contexto de referencia al consumidor donde pueda encontrar el espíritu y los productos de las Fires Catalanes sin tener que moverse de casa.

Desde Fires Virtuals se quiere garantizar la continuidad de la venta directa independientemente de si una feria se suspende, complementar la venta en la feria presencial con una oferta virtual y generar un calendario estable y constante de ferias temáticas.

Los embutidos y quesos artesanos son los protagonistas de esta primera feria virtual, que se celebrará del 11 al 15 de junio. Podremos disfrutar de los embutidos de Bosch i Casals, Can Gaburra, Embotits de Planoles y Embotits Pedragosa, y de los quesos de La Païssa, Mas Claperol, Tros de Sort, Cal Quitèria, Mas Rovira y Sant Gil d’Albió.

¡Ya tienen más ferias programadas!

Y otras en preparación. En su página Web encontrarás toda la información ampliada y actualizada y podrás resolver todas las dudas que tengas.

A mí me parece un proyecto muy chulo, y no voy a perderme ni una. ¡Será difícil escoger entre tantas delicias!

La cicoria y el mafioso

Estos días estoy con un libro que me parece terrible y fascinante, Vosotros no sabéis, de Andrea Camilleri.

Andrea Camilleri retratado por Tullio Pericoli, pintor y diseñador italiano que ha retratado de forma magistral, delicada y deliciosa a los grandes escritores e intelectuales universales. En el apartado Retratos de su página web encontraréis una mina de belleza y entretenimiento.

Quiero compartir con vosotros una de las entradas de esta especie de diccionario de términos mafiosos: Cicoria (achicoria).

CICORIA (ACHICORIA). Refiriéndose a los años ochenta, varios arrepentidos recuerdan que Provenzano tenía buen saque. Y todos debían tenerlo, ya que en la mafia eran frecuentes estas comilonas, en cuyo transcurso se establecían pactos y alianzas, se decidía a quién había que eliminar y se organizaban nuevos negocios. Y Provenzano siempre aprovechaba estos banquetes para hacer advertencias genéricas o específicas que a veces aterrorizaban a los comensales.

     Como aquella vez en que todos los capos de la mafia fueron a darse un buen atracón de pescado (concretamente, al Gambero Rosso de Mondello, ¡y eso que todos eran fugitivos de la justicia!) y Provenzano, al ver que algunos de los presentes tomaban el pelo a Filippo Marchese por su prominente barriga, dijo dirigiéndose a Antonio Calderone:

     —Esa barriga tan gorda le sirve para guardárselo todo dentro.

     Y Calderone se quedó petrificado porque se dio cuenta de que Provenzano estaba reprochándole haber revelado a terceros una confidencia que le había hecho Totò Riina.

     La última vez que los capos de la cúpula se reunieron para comer fue en la Navidad que precedió a los asesinatos de Falcone, Borsellino y sus acompañantes. La reunión tuvo lugar en Mazara del Vallo, pero Provenzano sólo hizo acto de presencia. Acudió a Mazara mas no participó en el almuerzo, sino que prefirió darse una vuelta en ciclomotor por la ciudad. ¿Se trataba de una señal para que todos supieran que aceptaba pasivamente la estrategia de las matanzas ideadas por Riina?

     A través de los pizzini enviados a Giuseppe Russotto, Angelo Tolentino y Antonio Episcopo, que eran en cierto modo proveedores de la Casa Real, descubrimos que, en un largo período de clandestinidad campestre, Provenzano mandaba que le compraran pasta y carne. O sea, se alimentaba de una manera bastante normal.

     En la cocina de la casa de campo de Montagna dei Cavalli se encontró un librito de recetas de cocina sana. Cuando organizaba alguna de sus escasísimas reuniones, de preparar a carne se encargaba La Barbera, que la cocinaba muy poco hecha y con apenas sal. Después, alguno de los presentes fregaba los platos.

     Le encantaba la miel de gran calidad. Una vez, Tolentino adquirió cuarenta y seis tarros, de los cuales se quedó seis y el resto se lo envió a Provenzano.

     Muchos de sus pizzini se refieren a la achicoria.

     «Comer pan y achicoria» es un dicho popular que, en su uso común, significa ser pobre o bien saber conformarse o abstenerse de algo para no hacer sombra a nadie (en este último sentido lo utilizó un conocido político). Algunos periodistas, al enterarse de que Provenzano comía achicoria, creyeron que lo hacía para curarse las molestias de la próstata. Y, de hecho, es posible que Provenzano no supiera que la achicoria no está indicada para este trastorno, al contrario.

     Un alto magistrado llegó al extremo de interpretar la achicoria como un signo de «ética mafiosa», en el sentido de que Provenzano, «alimentándose de pan y achicoria», pretendía dar ejemplo de rigor y moderación a los suyos. Una hipótesis cuando menos aventurada porque, como ya se ha visto, Provenzano comía también carne de excelente calidad y poco hecha.

     Provenzano quería comer achicoria simplemente poruqe le encantaba. Prefería la silvestre, que es muy amarga y que antaño se recolectaba libremente por el campo; quién sabe cuántas veces debió de salir a recogerla de joven.

 

…si pudiera encontrar el sitio donde la tierra produce esta achicoria, y si pudiera conseguir unas cuantas semillas, cuando ya está granada, ¿me guardaría unas cuantas? Te puedo decir que la venden en sobrecitos, nó es esta en el estado natural que conocemos. Yo quisiera Semilla en estado natural.

 

     Tiene más razón que un santo cuando rechaza los sobrecitos y quiere la semilla para poder plantarla en las inmediaciones de su guarida. Porque, puesto que los paquetes de víveres, como los pizzini, tenían que dar muchas vueltas antes de su entrega, la achicoria que le enviaban seguramente le llegaba mustia e incomible.

     El editor del presente diccionario, que también sueña con la achicoria silvestre, lo comprende y se compadece.

Mediterráneo, el festín

Pocas cosas hay más deliciosas que preparar un festín al aire libre, quizás asistir a uno de invitad@

A lo largo de estos años he preparado varios festines griegos, siempre coincidiendo con estaciones del año en que la amabilidad del tiempo permite disfrutar de un pequeño banquete en la terraza. Si os gusta la cocina griega, seguro que os encantarán las propuestas que os hice en Verano griego, Otoño griego y Viaje a Grecia: dos mezedes y una cerveza.

El viernes pasó esto

Así que he decidido compartir con vosotros mis dos recetas de Moussaká preferidas, recetas que podéis encontrar en estos Libros de cocina griega.

Òlbia’19, el monovarietal de Syrah de Vins de Taller, le fue de perlas a esta lasaña de berenjenas.

Os dejo con el inicio de un divertidísimo capítulo de Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell.

Capítulo 18

Un número de animales

     Toda la casa era un hervidero de actividad. Grupos de campesinos, cargados con cestos de hortalizas y racimos de gallinas estridentes, se aglomeraban en la puerta de atrás. Spiro llegaba dos, hasta tres veces al día con el coche abarrotado de cajas de vino, sillas, mesas plegables y paquetes de comestibles. Las Gurracas, contagiadas de la animación reinante, aleteaban de un lado a otro de la jaula, asomando la cabeza por entre la tela metálica y emitiendo roncos y sonoros comentarios al bullicio. Margo yacía en el suelo del comedor, rodeada de enormes pliegues de papel de estraza sobre los cuales iba dibujando grandes murales con tizas de colores; en el cuarto de estar, Leslie, rodeado de montañas de muebles, calculaba matemáticamente el número de sillas y mesas que la casa podría albergar sin hacerse inhabitable; en la cocina, Mama (asistida por dos chillonas muchachas del campo) se movía en una atmósfera semejante al interior de un volcán, entre nubes de vapor, fogones chispeantes y el dulce bufido y borboteo de las ollas; los perros y yo vagábamos de aquí para allá ayudando en lo que pudiéramos, dando consejo y echando una mano en general; arriba, en su alcoba, Larry dormía beatíficamente. La familia, en suma, preparaba una fiesta.

     Como era costumbre entre nosotros, lo habíamos decidido de improviso y sin otro motivo que un impulso repentino. Rebosante de sentimientos fraternales, la familia había invitado a todas las personas que recordaba, sin exceptuar a algunas a quienes detestábamos cordialmente. Todos nos lanzamos a los preparativos con entusiasmo. Como era a principios de septiembre, decidimos darle el calificativo de fiesta navideña, y para evitar que la cosa resultara demasiado formal invitamos a los participantes a almorzar, merendar y cenar. Ello suponía la elaboración de cantidades ingentes de comida, y Mamá, armada de una pirámide de recetarios desencuadernados, desapareció en la cocina para pasarse allí las horas muertas. Si por acaso salía, con las gafas empañadas de vapor, era casi imposible mantener con ella una conversación que no versase exclusivamente sobre comida.

     En las raras ocasiones en que el deseo de recibir invitados era unánime, lo habitual era que la familia empezara a organizar las cosas con tanta antelación y tales ímpetus que al llegar el día señalado solíamos estar todos exhaustos e irritables. Ni que decir tiene que nuestras fiestas nunca se desarrollaban según lo previsto. Hiciéramos lo que hiciéramos, siempre había algún obstáculo de última hora que cambiaba las agujas de posición y lanzaba nuestros minuciosos planes por una vía totalmente distinta de la esperada. Pero al cabo de los años nos habíamos acostumbrado, y gracias a eso no naufragó nuestra fiesta navideña, casi completamente invadida por los animales. Todo empezó de la manera más inocente, con unos peces rojos.

Mediterráneo, el desayuno

 

Hay libros muy especiales y Mi familia y otros animales, de Gerald Durrell, lo es.

Este libro es un canto a la vida, sus páginas rebosan luz, aromas, color, amor y risas. De lectura amable y muy divertida, desde el primer momento te sientes parte de esta familia, y compartir con ellos su día a día en Corfú es uno de los regalos más bonitos que Gerald Durrell nos ha podido hacer.

He decidido compartir con vosotros algunos de estos momentos, todos con un nexo en común: la comida.

Este libro lo compramos en un puesto de libros de segunda mano que hay en el Mercado del Ninot, en Barcelona. Me gustan mucho los libros que han sido de personas que no conozco. Algunas veces participas pequeñas intimidades que disparan la imaginación e invitan a fabular. ¡Son tantas cosas un libro!

Y como no podía ser menos, voy a empezar por una de las colaciones del día que más me gusta, el desayuno, ese maravilloso momento en que todo está por descubrir, cuando todo es posible, incluso en estos tiempos extraños.

Capítulo 3

El Hombre de las Cetonias

    Al despertarme por la mañana, la persiana de mi alcoba filtraba la luz del amanecer en bandas de oro. El aire mañanero se poblaba del olor a carbón de encina del fogón, el vigoroso canto de los gallos, el ladrido distante de los perros, y el soniquete quebrado y melancólico de las esquilas, según salían a pastar los rebaños de cabras.

    Desayunábamos en el jardín, bajo los pequeños mandarinos. El cielo era radiante y fresco, sin el azul fiero del mediodía, sino levemente opalado y lechoso. Las flores yacían aún medio dormidas: las rosas arrugadas de rocío, las caléndulas todavía bien cerradas. Por regla general el desayuno era una comida apacible y silenciosa, Pues a esas horas ninguno de los miembros de la familia se sentía muy comunicativo. Pero al acabar se notaba el efecto del café, las tostadas y los huevos, y empezábamos a revivir, a contarnos unos a otros lo que íbamos a hacer, por qué pensábamos hacerlo, y a discutir enérgicamente sobre si el plan de cada cual era acertado o no. En esas discusiones yo no participaba nunca, porque sabía perfectamente lo que iba a hacer, y dedicaba mi atención a acabar de comer lo antes posible.

    —¿Es verdaderamente necesario que zampes y destroces la comida de esa forma? —inquiría Larry con voz dolorida, limpiándose delicadamente los dientes con el palito de un fósforo.

    —Come despacio, hijo —murmuraba Mamá—; no tienes ninguna prisa.

    ¿Ninguna prisa? ¿Con Roger aguardándome hecho un amasijo oscuro y expectante junto a la verja, sin levantar de mí su mirada ansiosa? ¿Ninguna prisa, cuando ya las primeras cigarras soñolientas comenzaban a ensayar entre los olivos? ¿Ninguna prisa, con la isla entera, fresca y luminosa como una estrella matutina, en espera de ser explorada? No esperaba, sin embargo, que la familia comprendiese este punto de vista, así que remoloneaba un poco hasta verles enfrascados en otro tema, y entonces me ponía a engullir de nuevo.

Libre al fin, me escurría de la mesa y salía trotando en dirección a la verja, donde Roger, sentado, me miraba con gesto interrogante. Juntos oteábamos los olivares por entre los barrotes de hierro forjado. Yo sugería que quizá no valiese la pena salir hoy. Roger sacudía el rabo para negarlo apresuradamente, y me topaba en la mano con su hocico. «No», decía yo, «creo que realmente hoy no deberíamos salir. Parece que va a llover», y con expresión contrita alzaba la vista al cielo claro y despejado. Roger, aguzando las orejas, miraba también al cielo, y después a mí implorantemente. «De todos modos», proseguía yo, «si ahora no se anuncia lluvia es casi seguro que lloverá más tarde, y por eso sería mucho más prudente sentarse en el jardín a leer un libro». Desesperado, Roger ponía su negra pataza sobre la verja y se volvía a mirarme, levantando de lado el labio superior para enseñar sus blancos dientes en una sonrisa asimétrica e insinuante, mientras su corto rabo se deshacía en un revuelo de emoción. Era un recurso infalible, porque sabía que no me podía resistir a su ridícula sonrisa. Así que dejaba de hacerle rabiar, agarraba mis cajas de cerillas y mi cazamariposas, la puerta se abría con un chirrido y se cerraba con retumbo, y allá salía Roger disparado hacia los olivares como un torbellino, saludando al nuevo día con su ladrar profundo.