La cicoria y el mafioso

Estos días estoy con un libro que me parece terrible y fascinante, Vosotros no sabéis, de Andrea Camilleri.

Andrea Camilleri retratado por Tullio Pericoli, pintor y diseñador italiano que ha retratado de forma magistral, delicada y deliciosa a los grandes escritores e intelectuales universales. En el apartado Retratos de su página web encontraréis una mina de belleza y entretenimiento.

Quiero compartir con vosotros una de las entradas de esta especie de diccionario de términos mafiosos: Cicoria (achicoria).

CICORIA (ACHICORIA). Refiriéndose a los años ochenta, varios arrepentidos recuerdan que Provenzano tenía buen saque. Y todos debían tenerlo, ya que en la mafia eran frecuentes estas comilonas, en cuyo transcurso se establecían pactos y alianzas, se decidía a quién había que eliminar y se organizaban nuevos negocios. Y Provenzano siempre aprovechaba estos banquetes para hacer advertencias genéricas o específicas que a veces aterrorizaban a los comensales.

     Como aquella vez en que todos los capos de la mafia fueron a darse un buen atracón de pescado (concretamente, al Gambero Rosso de Mondello, ¡y eso que todos eran fugitivos de la justicia!) y Provenzano, al ver que algunos de los presentes tomaban el pelo a Filippo Marchese por su prominente barriga, dijo dirigiéndose a Antonio Calderone:

     —Esa barriga tan gorda le sirve para guardárselo todo dentro.

     Y Calderone se quedó petrificado porque se dio cuenta de que Provenzano estaba reprochándole haber revelado a terceros una confidencia que le había hecho Totò Riina.

     La última vez que los capos de la cúpula se reunieron para comer fue en la Navidad que precedió a los asesinatos de Falcone, Borsellino y sus acompañantes. La reunión tuvo lugar en Mazara del Vallo, pero Provenzano sólo hizo acto de presencia. Acudió a Mazara mas no participó en el almuerzo, sino que prefirió darse una vuelta en ciclomotor por la ciudad. ¿Se trataba de una señal para que todos supieran que aceptaba pasivamente la estrategia de las matanzas ideadas por Riina?

     A través de los pizzini enviados a Giuseppe Russotto, Angelo Tolentino y Antonio Episcopo, que eran en cierto modo proveedores de la Casa Real, descubrimos que, en un largo período de clandestinidad campestre, Provenzano mandaba que le compraran pasta y carne. O sea, se alimentaba de una manera bastante normal.

     En la cocina de la casa de campo de Montagna dei Cavalli se encontró un librito de recetas de cocina sana. Cuando organizaba alguna de sus escasísimas reuniones, de preparar a carne se encargaba La Barbera, que la cocinaba muy poco hecha y con apenas sal. Después, alguno de los presentes fregaba los platos.

     Le encantaba la miel de gran calidad. Una vez, Tolentino adquirió cuarenta y seis tarros, de los cuales se quedó seis y el resto se lo envió a Provenzano.

     Muchos de sus pizzini se refieren a la achicoria.

     «Comer pan y achicoria» es un dicho popular que, en su uso común, significa ser pobre o bien saber conformarse o abstenerse de algo para no hacer sombra a nadie (en este último sentido lo utilizó un conocido político). Algunos periodistas, al enterarse de que Provenzano comía achicoria, creyeron que lo hacía para curarse las molestias de la próstata. Y, de hecho, es posible que Provenzano no supiera que la achicoria no está indicada para este trastorno, al contrario.

     Un alto magistrado llegó al extremo de interpretar la achicoria como un signo de «ética mafiosa», en el sentido de que Provenzano, «alimentándose de pan y achicoria», pretendía dar ejemplo de rigor y moderación a los suyos. Una hipótesis cuando menos aventurada porque, como ya se ha visto, Provenzano comía también carne de excelente calidad y poco hecha.

     Provenzano quería comer achicoria simplemente poruqe le encantaba. Prefería la silvestre, que es muy amarga y que antaño se recolectaba libremente por el campo; quién sabe cuántas veces debió de salir a recogerla de joven.

 

…si pudiera encontrar el sitio donde la tierra produce esta achicoria, y si pudiera conseguir unas cuantas semillas, cuando ya está granada, ¿me guardaría unas cuantas? Te puedo decir que la venden en sobrecitos, nó es esta en el estado natural que conocemos. Yo quisiera Semilla en estado natural.

 

     Tiene más razón que un santo cuando rechaza los sobrecitos y quiere la semilla para poder plantarla en las inmediaciones de su guarida. Porque, puesto que los paquetes de víveres, como los pizzini, tenían que dar muchas vueltas antes de su entrega, la achicoria que le enviaban seguramente le llegaba mustia e incomible.

     El editor del presente diccionario, que también sueña con la achicoria silvestre, lo comprende y se compadece.