El día 4 de agosto conocimos por fin a Pepa y Juanfra, que iban a ser nuestros segundos anfitriones en Murcia. Nos despedimos de Blanca y Carlos y empezamos nuestra gran aventura murciana. Estuvimos con ellos del 4 al 7 de agosto.
Enseguida llegamos a la casa de la huerta… ¡por fin estaba allí!
La casa es preciosa, y todo el mérito es de ellos, que la han restaurado con mimo y sabiduría. Nada más llegar nos fuimos a la piscina y tras casi dos horas de remojo desaparecieron todas las dudas… ¡íbamos a estar muy bien!
Esa noche tuvimos juerga gastronómica, la primera de tres maravillosas noches. Pepa y Juanfra planearon los días meticulosamente, pero tienen un don especial y los días, a su lado, pasaron naturales y fluidos, como si todo sucediese de forma improvisada. Aman su tierra y ahora nosotros también. Con ellos hemos descubierto rincones hermosos y restaurantes deliciosos de los que ya os hablaré.
Pero lo mejor han sido las cenas en la huerta. Un día Pepa nos cocinó mújol. No voy a contaros la receta, porque ya os expliqué la de Blanca y Carlos. Mirad que maravilla resulto:
También preparamos a seis manos, aunque Pepa dirigía el terceto, un magnífico y refrescante tabulé, del que sí os dejo la receta.
El tabulé de Pepa
Ingredientes para 4 personas: 3 vasos de sémola de trigo (bulgur o cuscús), aceite de oliva (al gusto), el zumo de dos limones, tomate, pimiento rojo, pimiento verde, cebolleta, ajo, huevo duro, aceitunas negras, cebollino, menta, perejil. A veces, Pepa, también le pone pepino. La cantidad de cada ingrediente dependerá de los gustos de cada uno.
Hervir la sémola y escurrir (el tiempo de cocción dependerá del tipo de sémola que hayas escogido y del tipo de cocción). Cuando esté fría, mezclar con el aceite y el zumo de limón.
Picar el resto de los ingredientes pequeños y mezclar con la sémola.
Dejar en la nevera hasta el momento de servir.
¡Y a disfrutar!
Juanfra no hizo unos deliciosos paparajotes, un dulce murciano que no había probado nunca. ¡Estaban riquísimos! Mirad que pinta:
No hay palabras para agradeceros los días tan bonitos y excitantes que nos habéis hecho pasar. Y lo mejor de estos días habéis sido vosotros.
Ya lo sabéis, pero os lo digo de nuevo, os echamos mucho de menos, sobre todo por la noche, a la hora de la cena, cuando todo invita a relajarse y disfrutar de las últimas horas del día.