l’HORTA restaurant

Hace unas semanas estuvimos en l’HORTA restaurant, el restaurante que Jordi Coromina tiene en Tavertet. Sentarse en su mesa es entregarse a la aventura que Jordi te proponga ese día, una aventura llena de color y sabor. No tiene una carta fija y elabora un menú estacional con los productos de temporada, la mayoría procedentes de su huerto. El menú nunca es exactamente el mismo, la huerta es la que manda y Jordi, con sabiduría y sencillez, se adapta a lo que la tierra le da.

David d’Haro fue el encargado de introducirnos, con desenfado y precisión, en este mundo tan particular rebosante de vegetales y fermentados.

Cada uno de los platos del menú, desde los aperitivos hasta los postres, fue único y excepcional. Interpela en cada propuesta a tu curiosidad y la comida se convierte en un juego muy serio magistralmente dirigido por él. El placer, la sorpresa y la alegría no te abandonan en toda la comida. Sin duda el menú degustación más atrevido, armonioso y coherente que he probado en mucho tiempo. Una sencilla (en apariencia) sinfonía de colores, texturas y sabores. Platos jugosos y honestos, sin disfraz.

Las fotos no hacen justicia, pero os lo quiero contar.

Aperitivo de boniato y nabo fermentados. Así, todo queda claro desde el principio. Y aquí ya nos ha cautivado. ¡Empieza la fiesta!

Bleds (Chenopodium álbum) en salsa de mantequilla y setas. Una salsa que es más bien un jugo ligero, perfumado y delicado, como las que disfrutaremos en todos los platos.

Longaniza elaborada por ellos, con una parte de carne de jabalí y una grasa que quita el sentido.

Guisantes con alcachofas y tupinambo.

Patata con moixernons (Calocybe gambosa) y nueces.

Tempeh de almendra con colmenillas y ajos tiernos.

Caballa marinada con espárragos y flor de rúcula.

Rabo de ternera con habas y hoja de ajo silvestre.

Los dulces me gustan, pero me apasionan los postres elaborados con fruta. Los postres nos depararon maravillosas sorpresas.

El primero fue una crema de zanahoria fermentada con helado de guisante, yogur y aceite.

El segundo, unas fresas con ruibarbo, brotes tiernos de pino y salsa de brotes de pino.

Los petits fours de la sobremesa y las patatas chips con chocolate fueron el punto final perfecto, pero yo ya estaba en ese momento más allá del bien y del mal, y en el paraíso no se hacen fotos 😉

No me he olvidado de los vinos, no. La carta vinos de l’HORTA es muy divertida y atrevida. La mayor parte de los vinos de la carta (si no todos) son vinos naturales, procedentes de bodegas pequeñas y, en buena parte, biodinámicas. Una carta totalmente en armonía con las propuestas de Jordi.

Abrimos la comida con Orange censurat de Bodega Clandestina, un vino de Cariñena Blanca con cinco meses de crianza en ánfora.

Le siguió Daterra Portela do Vento Tinto 2019, un vino de Ribeira Sacra elaborado por con Mencía y Garnacha Tintorera.

Y cerramos la comida con las divertidas y sabrosas burbujas de El Torrent de la Bruixa, un vino espumoso de Macabeo, Parellada y Xarel·lo elaborado por Amor per la Terra y David Baixas.

Merece la pena una escapada a Tavertet. Disfrutar de un paseo por este pueblo, con un entono natural privilegiado, y sentarse sin prisas y con todos los sentidos despiertos a la mesa de Jordi.

Gracias Jordi por decidir ser así. Gracias David, “el millor cambrer del món” (en sus propias palabras :-), por hacernos sentir como en casa. Gracias Francesc y Alba por proponernos esta aventura y por ser mi memoria para redactar esta aventura gastronómica.