Una gran fábula gastronómico-política: fórmula propuesta por la Camarada Alcachofa

Ensalada de alcachofas Montecarlo

    Propuesta presentada por la Camarada Alcachofa

    Mediodía. El tiempo pasa volando. El reloj de pared del vecino desgrana las doce campanadas sin apresuramientos de mal gusto. Una tras otra, cada una a su debido tiempo. No es, pues, uno de esos relojes nerviosos, que se adelantan al tiempo, ni tampoco de los que se retrasan porque, aunque no se atreven a detenerse del todo, se echan alguna que otra cabezadita entre minuto y minuto.

    La Camarada Alcachofa inicia la exposición de su propuesta con voz clara y precisa. Propone una ensalada de alcachofas Montecarlo y enumera uno tras otro los ingredientes que son necesarios para media docena de comensales: dos pepinillos en vinagre, dos manzanas, un manojo de perejil, ocho tomates, seis cucharadas soperas de aceite y 500 gramos de corazones de alcachofas de tarro.

    Añade a continuación que la referida ensalada puede prepararse en unos veinticinco minutos y que sólo se necesita, como utensilio de cocina, un simple rallador de verdura.

    Establece una pausa para comprobar la impresión que están causando sus palabras entre los circunstantes, pero se encuentra con un muro de rostros indescifrables. Es imposible saber qué es lo que piensan sus camaradas.

    Aprieta un poco más las hojas alrededor de su corazón –es una forma de darse ánimos– y continúa diciendo que una vez que se tienen a mano todos los ingredientes, lo primero que debe hacerse es pelar las manzanas, quitarles las semillas y rallarlas y rallar también los pepinillos. Luego debe procederse a lavar, escurrir y trinchar el perejil, partir cuatro tomates, quitarles las semillas, cortarlos en rodajas finas, cortar los otros tomates en rodajas gruesas y escurrir las alcachofas.

    Al llegar a este punto hace otra pausa, esta vez para tomar aliento, y luego precisa que hay que mezclar el aceite y el jugo de las alcachofas con el perejil y un poco de líquido de los pepinillos en vinagre, y mezclar las alcachofas, las tiras de tomate, los pepinillos en vinagre y las manzanas con la salsa.

    Dice, para terminar, que la presentación de la ensalada que ella propone como receta gastronómica nacional es muy simple, ya que basta con amontonar la ensalada en el centro de la fuente y poner a su alrededor las rodajas de tomate.

 

    Objeción 1

    Elevada por el Camarada Laurel

    Critica la escasa representatividad de la ensalada de alcachofas Montecarlo, habida cuenta de la escasa variedad de hortalizas que integra.

 

    Objeción 2

    Elevada por el Camarada Espárrago

    Critica la presencia de pepinillos en vinagre y califica a los referidos pepinillos abominables.

 

    Objeción 3

    Elevada por la Camarada Patata

    Critica también, como el Camarada Laurel, la falta de representatividad de la ensalada propuesta y se duele de que quienes concibieron su receta no la tuviesen a ella en cuenta.

 

    Objeción 4

    Elevada por la Camarada Espinaca

    Critica el apelativo de Montecarlo que se da a la ensalada propuesta y hace referencia a la escasa influencia del Principado de Mónaco (del que Montecarlo es su principal barrio) en el concierto mundial de las naciones.

    Resalta también la circunstancia de que sólo se hable de ese minúsculo principado en la prensa del corazón y expone los riesgos que para el nuevo Estado que se proponen construir supondría que se le identificase desde el principio con un estado-ciudad que merece un tratamiento tan frívolo por parte de la prensa internacional.

 

     Réplica a la objeción 1

    La Camarada Alcachofa reconoce que en la ensalada que propone deja al margen a muchas camaradas de la despensa, pero alega que, salvadas las distancias, sucede lo mismo en cualquier Estado moderno cada vez que se celebran elecciones generales.

    –En muchos comicios legislativos –dice– el porcentaje de ciudadanos que no acuden a las urnas es muy importante, pero eso no significa, ni mucho menos, que esos ciudadanos dejen de estar sujetos a obligaciones y derechos. Continúan ahí, constituyendo la llamada mayoría silenciosa, y los gobernantes que acaben resultado elegidos, tanto si son de derechas como de izquierdas, deberán tenerles muy en cuenta en sus tareas de gobierno. Algo similar podría decirse de todas las hortalizas que no entren en la elaboración de la ensalada de alcachofas Montecarlo.

 

     Réplica a la objeción 2

    La Camarada Alcachofa opina que no hay ninguna razón para tildar de abominables a los pepinillos en vinagre, aunque solo sea por sus propiedades diuréticas y purgantes.

    Por lo que se refiere concretamente al uso del vinagre como condimento o como medio de conservación, la Camarada Alcachofa recuerda que el vinagre tuvo una gran importancia en le Edad Media y que en aquellos tiempos el gremio de los vinagreros guardaba celosamente el secreto de su fabricación.

 

     Réplica a la objeción 3

             La Camarada Alcachofa repite los mismos argumentos utilizados para rebatir la objeción número 1.

 

     Réplica a la objeción 4

    La Camarada Alcachofa se niega a admitir que el apelativo Montecarlo que distingue a la ensalada que ella propone de otras más o menos similares pueda resultar inadecuado o incluso perjudicial para el nuevo Estado que se proponen construir.

    Resalta también que Montecarlo es un hermoso nombre, de innegable musicalidad, recuerda que en el año 1869 se suprimieron allí todos los impuestos directos y recuerda también que en el año 1911 se promulgó en ese minúsculo Estado una Constitución que acabó con el régimen absoluto y garantizó las libertades fundamentales de los monegascos.

    –Lo que realmente importa a la gente de paz –añade luego– son esas cosas y no los kilómetros cuadrados que mida el país o el número de tanques con que cuente su ejército.

    Para terminar, reconoce que en el famoso Casino de Montecarlo se ha arruinado mucha gente, pero comenta que nadie puso una pistola en el pecho a los jugadores para obligarles a jugar a la ruleta.

 

Interpretación libre de la receta de la Camarada Alcachofa

Esta vez he variado pocos ingredientes. He escogido tomates cherry para hacer la ensalada, he sustituido el perejil por cebollino y los pepinillos son agridulces.

He decidido no rayar ni la manzana ni los pepinillos, que he cortado en trozos pequeños (y por supuesto, no he pelado la manzana 🙂

También he variado la vinagreta. No he utilizado los líquidos de las conservas, que he sustituido por el delicioso vinagre de manzana de Badia Vinagres.

¡Que la disfrutéis camaradas!

Una gran fábula gastronómico-política: fórmula propuesta por la Camarada Judía

El 2 de octubre del 2023, cerca de las doce de la noche, entraron en el restaurante Alt Heidelberg de Barcelona Gabino Diego y Javier Tomeo. Antonio me lo hizo notar. Cuando nos íbamos pasamos por su mesa, y disculpándome por molestarles les saludé. Tomeo no daba crédito de que me interesara por él y no por Gabino Diego. Tuvimos una pequeña y divertida conversación y a los dos días cumplió su promesa.

Tomeo es para mi muy especial. He pensado en compartir con vosotros algunos de los fragmentos de La rebelión de los rábanos, una gran fábula gastronómico-política.

Será una excusa perfecta para preparar algunas de sus recetas y compartir estas interpretaciones libres que voy haciendo de las recetas que nos proponen estas osadas hortalizas. Empiezo con la propuesta de la Camarada Judía Verde, pero vendrán más.

 

    Ensalada Transilvania de judías verdes

    Fórmula propuesta por la Camarada Judía

    La camarada Judía Verde empieza diciendo que nadie debe asustarse por el apelativo de la ensalada propuesta, aunque reconoce que el nombre de Transilvania, por sus connotaciones draculescas o vampíricas, puede poner los pelos de punta a más de cuatro.

    –No siempre los nombres tienen algo que ver con lo que tratan de definir o individualizar –dice, con una sonrisa tranquilizadora.

    Y sin entrar en más explicaciones enumera los ingredientes que se necesitan para preparar una ensalada Transilvania para dos personas: media taza de agua, 300 gramos de judías verdes congeladas, 50 gramos de tocino, media taza de pimiento morrón, una cebolla, un cuarto de cucharada de postre de pimienta, un pellizco de polvos de ajo, una cucharada sopera de vinagre.

    –Sólo 230 calorías por persona –puntualiza–. Y su preparación sólo cuenta quince minutos. Dos factores que, a mi juicio, deben tenerse también muy en cuenta.

    Objeción 1

    Presentada por el Camarada Ajo

    El Camarada Ajo no acepta que una ensalada que lleva el siniestro nombre de Transilvania pueda convertirse en el plato emblemático del nuevo Estado.

    –Una ensalada con semejante nombrecito –observa– daría al nuevo estado connotaciones macabras y medievales que considero incompatibles con la política de luz y taquígrafos que en estos tiempos se exige de cualquier país moderno y democrático.

    No olvidéis, además, lo mucho que mis hermanos han luchado a lo largo de los siglos contra los vampiros –añade finalmente.

    Réplica a la objeción 1

    La Camarada Judía rechaza de plano las prevenciones del Allium sativum contra Transilvania y los vampiros y dice que tiene algunas razones para suponer que el Camarada Ajo no es tan enemigo de los vampiros como pretende ser. Recuerda a continuación que todo el mundo sabe que los ajos estimulan la circulación de la sangre, impide la formación de coágulos y protegen a los hombres de accidentes cardiovasculares.

    –Eso significa que Drácula no puede sentir la menor aversión contra vosotros –añade a continuación, volviéndose hacia el Camarada Ajo, que se siente un poco desconcertado–. Algún listillo, pagado seguramente por el malvado conde, hizo correr por toda Transilvania la voz de que los ajos ahuyentan a los vampiros, para que así los campesinos los consumiesen a todas horas del día.

    –¿Y eso por qué? ¿Por qué tomarse tantas molestias? –pregunta el Camarada Ajo, a pesar de que conoce muy bien la respuesta.

    –Muy simple –responde la Camarada Judía Verde–. De ese modo, Drácula y su corte de vampiros se aseguraban de que la sangre de sus víctimas fluyese fácil y suavemente, sin coágulos, como un exquisito manantial de vida.

    –Ésa es una hermosa teoría –murmura el Camarada Tomate.

    Contrarréplica a la objeción 1

    La camarada Judía Verde dice a todos los presentes que no entiende qué interés puede tener el Camarada Ajo en desprestigiar una simple ensalada sólo por el hecho de que algún cocinero imaginativo le diese el nombre de Transilvania.

    –Y lo entiendo aún menos –prosigue– cuando la realidad es que los ajos os habéis pasado la vida sirviendo a los vampiros y facilitando sus abominables prácticas.

    Las hortalizas se sobresaltan, aunque saben que su sangre, que es de color verde, no interesa lo más mínimo al Príncipe de las Tinieblas. Se estremece, sobre todo, el Camarada Apio, la vez la más delicada de las verduras presentes.

    –No, no, no puedo entender el doble juego y la hipocresía de algunos –suspira la Camarada Judía.

 

Interpretación libre de la receta de la Camarada Judía

Como podéis ver, he variado algunos de los ingredientes: 300 gramos de judías verdes frescas y hervidas 10 minutos, 50 gramos de tocino ahumado, media taza de pimiento rojo asado al horno, una cebolla, unos golpes de molinillo de pimienta negra, dos ajos, una cucharada sopera de vinagre de manzana.

Nosotros la tomamos caliente, pero templada seguro que también está muy buena. ¡Que la disfrutéis!