Les demoiselles de Saigon, de Didier Laurent Guillermin.
«Quien no ha vivido en Saigón antes de la revolución no sabe lo que era Asia, dijo madame Rony, que se presentó a sí misma como viuda de un sargento francés muerto de no sabía qué el año anterior. Carvalho no la quiso sacar de su error y pasó por francés tratando de conseguir aceptables niveles de pronunciación. La fondue vietnamita consistía en un equivalente a la fondue bourgougnonne, pero en vez de freír la carne en el aceite, se cocían pedacitos de pollo, cerdo, gamba y calamar en un caldo suave al que también se arrojaban spaghetti de arroz y col. Cada pedacito de carne o pescado se sazonaba con poderosas salsas picantes y finalmente se comía el caldo con coles y spaghetti con la ayuda de una cucharilla. Podía haber sido un plato alegre y sugerentes si el local hubiera estado más iluminado, si las chicas no hubieran lanzado grititos de expectación ante las hazañas del gomoso protagonista de la serie televisiva, si la escudilla eléctrica donde hervía el caldo no hubiera sido de aluminio mate, si la monja no se hubiera pasado toda la cena lanzando carcajadas, sin duda motivadas por chistes verdes y teleológicos, y si las porciones de vianda hubieran sido más generosas y menos el agua que ayudaba a conformar el océano del caldo. Otro factor que estropeó la cena fue que cuando Carvalho sorbía los spaghetti chinos, vio su mesa rodeada de cuatro nativos disfrazados de mafiosos italianos.
– Venga con nosotros.
– No he terminado de cenar.
Uno de los hombres desenchufó el cable que conectaba la escudilla de aluminio a la red eléctrica. La cena había terminado. Carvalho recorrió el local con la mirada en busca del efecto que había provocado la irrupción de los matones en los demás pobladores del local. Habían bajado la voz y el volumen de la tele, pero era evidente que se desentendían de loa que pudiera ocurrirle al extranjero solitario.
– ¿Los envía Charoen?
Le cogieron por los hombros y le señalaron la distancia más corta hasta la puerta de la calle. Carvalho sacó un montón de billetes arrugados del bolsillo y trató de avanzar en dirección a la patrona para pagar la cena, pero le detuvieron, le quitaron el dinero de la mano y uno de los matones separó sesenta baths que dejó sobre la mesa. La cena estaba pagada. Le devolvieron el dinero y le empujaron hacia la puerta.
– Como sigan con estos modales se van a quedar sin turistas.»
Manuel Vázquez Montalbán, fragmento de Los pájaros de Bangkok
Fondue a la vietnamita
Os dejo la receta de esta fondue, ideal para una comida o cena sin prisas, con amig@s curios@s que no tengan miedo a las largas conversaciones, que es precisamente a lo que invita la fondue. Tras lo leído, ya sabéis, evitad las malas compañías, la mala iluminación y, sobre todo, a los mafiosos de cualquier nacionalidad 😉
Ingredientes
200 g de pollo cortado en tiritas; 200 g de carne de ternera en tiritas; 200 g de calamares en tiritas; 200 g de gambas pequeñas peladas; 200 g de filetes de pescado blanco cortado en tiritas; 250 g de espaguetis muy finos de harina de arroz; 1 col troceada; salsa de ostras; salsa de soja; caldo de ave y vegetales.
Preparación
Sobre el fogoncillo de la fondue, colocar el recipiente lleno caldo hirviendo.
Cada comensal dispondrá de un plato con las viandas troceadas y de los salseros.
Ir pinchando las viandas y cocerlas, al gusto, en el caldo. Luego, untarlas en la salsa elegida y comerlas, hasta agotar las existencias.
Finalmente verter en el caldo la col, cortada muy menuda y los espaguetis.
Servir en cuencos como plato final y sazonar con la salsa elegida.
Algunos consejos
1. A mi me gusta prepararla con lenguado cortado en tiritas y rape cortado en dados.
2. Las mermeladas y salsas agridulces también son una buena opción para acompañar esta fondue. Cuantas más salsas incluyas, más sorprendente resultará, y más apetecible. Es muy divertido experimentar y descubrir nuevos sabores y combinaciones. Seguro que much@s de tus invitad@s nunca ha probado estas viandas con mermeladas.
Este año hemos preparado la fondue en casa dos veces, para amig@s muy especiales. Para acompañar la fondue preparé berenjenas y tirabeques agridulces en salsa de ajo.
Unos lichis frescos con zumo de mandarina y menta fresca son un final perfecto para este festín.
Estos son los vinos con los que la hemos acompañado. Sin duda, la cerveza, también es una muy buena opción.
Esta receta, y muchas más, las encontraréis en este libro.