Hoy os quiero hablar de un restaurante que descubrí hace dos semanas. Bueno, esto no es del todo verdad. Nosotros vivimos en Badalona, a media hora andando del restaurante Ca n’Armengol, en Santa Coloma de Gramenet. En algunos paseos habíamos pasado por delante del restaurante y siempre comentábamos: un día tendremos que venir.
El año pasado, fuimos a ver a unos amigos a Santa Coloma y decidimos ir a comer juntos a Ca n’Armengol.
Ca n’Armengol abrió sus puertas en 1923 (en la página web del restaurante podéis leer su historia). En realidad son tres restaurantes en uno: el restaurante de menú, el restaurante de carta y un restaurante para banquetes y celebraciones.
Nosotros aquel día fuimos al restaurante de menú. Comimos muy bien, y decidimos que una noche iríamos al restaurante de carta. Cuando en Gallecs les dieron la placa Slow Food km0 volvimos a decir: ¡iremos!
Y finalmente, hace unos días lo hemos hecho. ¡Y ha sido un gran descubrimiento!
El restaurante es pequeño y acogedor.
Nos recibió José Antonio, que de manera discreta y cariñosa nos atendió toda la noche. Que estuviéramos tan a gusto se lo debemos a él.
Solo ver la carta supe dos cosas, que íbamos a disfrutar y que necesitaríamos más de una noche 😉
De aperitivo, cortesía del chef, nos trajeron una sopa fría de mejillones.
Decidimos escoger dos primeros para compartir: jamón ibérico con coca de pan y el carpaccio de cigalas de l’Ametlla con manzana verde. El jamón estaba buenísimo.
Pero lo que me robó el alma fue el carpaccio, que estaba delicioso, por no hablar de los Physalis (alquejenjes o tomatillos). En la vida había probado unos alquejenjes tan dulces y sabrosos.
A. de segundo pidió el Bacallà colomenc, uno de los platos que cocinan en el restaurante desde 1923.
Y yo el pescado del día, dorada salvaje, que sirvieron rellena de verduritas… ¡sin palabras!
Otra grata sorpresa es la carta de vinos del restaurante, que ofrece una gran cantidad de vinos catalanes, muchos de ellos ecológicos y biodinámicos. En cuanto vi que tenían Gris ’14 de Vins de Taller no lo dudé.
Y para acabar un postre para compartir, una versión del Tiramisú.
El pan… ¡no puedo olvidarme de hablar del pan! El pan del restaurante es de Panes Creativos, la tienda-obrador de Daniel Jordà. Crujiente, aromático, gustosísimo… ¡magnífico!
Como podéis ver, fue una noche fantástica. Entramos al restaurante a las nueve y salimos cerca de las doce. Fue una Slownight que acabó de la mejor manera: conocimos a Francesc Armengol. Francesc, como ya se ve en sus platos, es un cocinero enamorado de su trabajo y de los productos que utiliza. Alegre y entusiasta, nos habló de algunos de los productores con los que trabaja y nos explicó de dónde procedían esos alquejenjes que tanto me habían enamorado.
Esa noche perdimos el metro, y tuvimos que volver andando. Y ni el calor ni el cansancio borraron el placer de esa larga y deliciosa cena.
¡Qué peligro teneros tan cerca de casa, Francecs! 🙂
¡Qué bueno se ve esto!
¡Lo estaba!! Y la de platos que nos quedan por probar 😉 Un saludo 🙂
Qué rico todo…lo peor es estar tan lejos …
Pero me encanta conocer a través de ti otros lugares!
Bsitos!
¡Sí que estaba rico! Gracias por estar siempre en mis mesas 😉 Un besazo :-))
Qué buena pinta tiene todo!! Me apunto este restaurante e iré a probarlo!!
¡Qué bien! Seguro que te gustará. Ya me contarás 🙂
Es verdad, es un poco peligro tenerlos tan cerca, pero también es una suerte porque muchas veces apetece salir tranquilamente, dando un paseo hacia aquel restaurante que sabes que, si o si, ni aunque sea por ratito, te va a acercar al cielo 😉 Un beso!
¡Justo es eso! Te acerca al gastrocielo 😉
M’apuntaré en un lloc especial les teves recomanacions per anar visitant poc a poc aquests petits tresors que ens vas descobrint! Un petonet!
Ca n’Armengol és una delícia! Ja farem una trobada per les perifèries de Barcelona 😉 Un petonàs!!!