Manjares y letras (y 2)

01-Mesa

El año pasado organicé una comida en casa y os lo expliqué todo en Manjares y letras. Nos lo pasamos tan bien que decidí repetir la comida, pero esta vez fui un poco más lejos y decidí invitar a este festín de letras a algunas de las personas con las que me relaciono en Twitter.

Estaba decidido, no seríamos más de ocho comensales, tanto por el espacio como por el trabajo. Escogí a seis personas de una larga lista y les envié la invitación.

02-INVITACION

Os presento a l@s valientes que decidieron venir a casa a compartir manjares y letras.

03 Los 8 magnificos

A. (también conocido como MrSushi1), Laura, Maria, J.(también conocida como Minerva), Gema y Lila. Ruth no aparece en la foto, porque finalmente no pudo venir.

Y Twitter, como siempre, se hacía eco del evento.

04-En-Twitter

Los manjares

Del menú original hice una selección de platos, como la vez anterior. El resultado ha sido este menú:

05-MENU

El aperitivo volvió a ser el Kir Royal. Ya no concibo empezar de otra manera esta jornada de letras. Para acompañar el cóctel hice unas almendras marcona fritas y unas aceitunas confitadas con hierbas y cítricos. Estas aceitunas las partí yo, las puse en salmuera y luego las confité. ¡Estaban realmente buenas! El año que viene vuelvo a hacerlas.

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Los entrantes del menú original me los salté a la torera. Como había hecho anchoas con sal y pimienta y tenía rábanos de cosecha propia, estos dos sí que los conservé. Repetí de nuevo las Vieiras con beicon de Pinchos y canapés y la trucha fría en salsa verde. Y esta vez hubo dos novedades, de cosecha propia: las alcachofas en aceite y unos higos agridulces con queso.

Y el plato principal, de nuevo el Coq au vin acompañado con patatas al horno (se me churruscaron un poco) y pasta con mantequilla. Ya sabéis, receta tuneada de Anthony Bourdain.

De postre, de nuevo, la tarta Sarah Bernhardt. Esta vez me salió a la primera, y Maria, en vez de sufrir mis fracasos vía MD, la probó. Y yo, muy pero que muy feliz.

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Las letras

Y llegó el momento de las letras. La comida se había alargado lo suyo (¡buena señal!) y Lila se tuvo que marchar. Nos dejó su lectura para que la leyéramos. Esa tarde no pudimos leerla, entre lecturas, cantes y risas se nos fueron las horas. Al día siguiente la leí, y os aseguro que es muy divertida. Así es como empieza el Diario de Adan y Eva de Mark Twain. Si clicáis en este texto, os podéis bajar el libro entero.

Lunes.- Este animal nuevo, de larga cabellera, está resultando muy entremetido. Siempre merodea en torno mío y me sigue a donde yo voy. Esto me desagrada; no estoy acostumbrado a tener compañía. Debería quedarse con los demás animales. El día está nuboso y sopla viento del Este; creo que tendremos lluvia. ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde he sacado yo esto de nosotros? Ya caigo. Así es como habla el animal nuevo.

A continuación Laura

Laura

nos leyó L’aigua és això, de David Foster Wallace. Reproduzco un pequeño fragmento de la versión es castellano, que podéis encontrar en el blog arsenaldeletras:

Mis saludos y felicitaciones a la generación 2005 del Kenyon College.

Érase una vez dos peces jóvenes que nadaban juntos cuando de repente se toparon con un pez viejo que les saludó y dijo: “Buenos días, muchachos. ¿Cómo está el agua?”. Los dos peces jóvenes siguieron nadando un rato hasta que eventualmente uno de ellos miró al otro y le preguntó: “¿Qué demonios es el agua?”.

Esto es algo común al inicio de los discursos de graduación en Estados Unidos, el empleo de una pequeña parábola con un fin didáctico. Esta costumbre resulta ser una de las mejores convenciones del género y la menos mentirosa, pero si se han empezado a preocupar porque mi plan sea presentarme como el pez sabio y viejo que les explica a los peces jóvenes lo que es el agua, por favor no lo hagan. Yo no soy el pez sabio y viejo. El punto de la historia de los peces es, simplemente, que las realidades más importantes y obvias son a menudo las más difíciles de ver y explicar. Enunciado como una frase, por supuesto, suena a un lugar común banal, pero el hecho es que las banalidades en el ajetreo diario de la existencia adulta pueden tener una importancia de vida o muerte, o así es como me gustaría presentarlo en esta mañana despejada y encantadora.

J. (ya sabéis, también conocida como Minerva) nos leyó estos poemas escritos por ella.

Minerva

ETS L’ALIMENT

Menjava quan m’he sorprès encabint-te

entre aquest espai tan petit

que tinc entre els dits

i que ara em pinça una orella

ara em confirma que la carn

segueix aquí,

amb aquest crit entre els plecs

que s’accelera

com el pols que s’esbargeix

en el darrer moment

que et tinc a dins.

I et dic que t’he engolit

amb la mateixa fam

que em deixa caure

pels descosits de la teva camisa

cada cop que m’apareixes

rere un sospir

i el turmell desvalgut em pendola

entre el taulell de la cuina

i aquesta casa que crida a l’amor

a sobreviure sense tu tot l’estiu.

 

VÈRTEBRA

Vinc amb la boca petita

perquè només hi càpiga

l’única vèrtebra que tinc

a l’abast,

ara que la clandestinitat

dels dimarts ha convertit

el teu cos en aquest diumenge.

Però en tenir-te a dins

no sóc capaç d’atrapar tanta llum

entre les dents.

SERIA

Per tu seria el diumenge,

la corba d’aquesta llum tan clara,

sincerament hivernal,

que envaeix amb un sol feix

aquest vers de nostàlgia

que s’esmicola entre els llavis:

sucre i fum.

Seria l’olor del darrer estiu

com si el visquéssim sabent

que és l’últim,

i la sal damunt la pell

ens fos la vida

a cent vint quilòmetres de vent

embullant-nos els cabells.

Seria el crit que cal sargir-se

quan sents que el temps

t’esbargeix ocells dins dels ulls,

galops de cavalls

demanant més carn, més mot,

més amor, aquesta malaltia.

Per tu seria aquesta tarda eterna

perdent-se dins la tebior

dins dels teus braços,

dins del darrer esbós

que vaig fer

en el darrer moment que mai podré viure

dins tu

seria.

SOPAR

Torna a ser cinc de novembre.

Miro, resignada,

com bull la verdura

amb aquest buit mal paït

que em segueix glaçant

com aquell desembre.

Voldria saber què és, però,

el que em fa sentir

que ja ens hem dit

massa silencis.

FAM DE GUERRA

Camino pel marge del teu braç,

imaginant-me el dit

com una posta que s’accelera

a la vora dels llavis,

el palpís de la teva columna

damunt les dents.

I així, mentre recorro amb desfici

el perfil més carnal del pensament,

em demanes, de sobte, que parli,

jo, que fa hores que m’he perdut,

al buit de la teva boca,

desitjant que el carrer s’escurci

d’una puta vegada

i l’impuls t’acceleri

a arrambar-me a alguna porteria fosca,

a deixar-nos llençar la vida

per una carretera allunyada

amb el cor a dos-cents.

I així, sent conscient que caldrà perdre

el que caldrà perdre,

dic que prou,

que no vull ser aquesta

que aferra el petó

entre el cruixir dels dits,

a puny tancat,

i fa malabarismes entre el desig

i la tendresa.

Que sóc la selva,

la tempesta dins la selva,

i que només em vertebraran els llamps

i el verb decidit

que doni sentit

a aquesta inútil fam de carn,

al gust terrós d’aquesta fam de guerra.

Maria empezó con un poema de Maria-Mercè Marçal, del libro La germana, l’estrangera.

He canviat set cops la pell com una serp

i encara repto entorn del marbre del teu nom,

esculpit tenaçment, m’enrosco entre els seus peus

i em faig minvant de lluna per fer-li pedestal.

Hostal parat a l’ocell sense rumb,

desafiant el temps que cau, segat,

mentre em creixen set voltes els cabells,

set cops el verd al capciró de boges

primaveres tal volta inabastables

que no saben temptar-me: gos fidel

al regust de la mort, servil escorta,

insensible a la plija, al vent que xiula

i em vol empènyer lluny, ben cuirassada

rere l’ombra que em ferma, i els ulls fits

en la claror que falca el meu exili.

He canviat set cops la pell, com una serp.

Maria

Y más tarde nos leyó un fragmento de La historia del amor, de Nicole Krauss. Aquí tenéis un fragmento.

Erase una vez un niño que amaba a una niña, y la risa de ella era como una pregunta que él quería pasar la vida contestando. Cuando tenían diez años, le pidió que se casara con él. Cuando tenían once, le dio el primer beso. Cuando tenían trece, se pelearon y estuvieron tres semanas sin hablarse. Cuando tenían quince, ella le enseñó la cicatriz del pecho izquierdo. Su amor era un secreto que no revelaron a nadie. Él le prometió que no querría a ninguna otra en toda su vida. «¿Y si yo me muero?», pegunto ella. «Ni aun entonces», dijo él. El día en que ella cumplía dieciséis años, él le regaló un diccionario inglés y juntos aprendían las palabras. «¿Esto qué es?», preguntaba él resiguiéndole el tobillo con el índice, y ella buscaba la palabra. «¿Y esto?», preguntaba él dándole un beso en el codo. «Elbow!» «¿Qué palabra es ésa?», y entonces él lo lamía y ella se reía bajito. «¿Y esto qué es?», preguntaba él rozándole con el dedo la suave piel detrás de la oreja. «No lo sé», respondía ella, apagando la linterna y echándose de espaldas con un suspiro. Cuando tenían diecisiete años hicieron el amor por primera vez sobre un montón de paja, en un granero. Después, cuando ocurrieron cosas que nunca hubieran podido imaginar, ella le escribió en una carta: «¿Cuándo aprenderás que no hay una palabra para cada cosa?»

A. leyó este poema de William Shakespeare, traducción de Carlos Pujol.

MrSushi1

No comparo los ojos de mi amada con soles,

es más rojo el coral que el color de sus labios

y si es blanca la nieve son sus pechos morenos;

si el cabello es de hierro, negro hierro la ciñe.

     Sé de rosas de Oriente que son rojas y blancas,

mas no veo estas rosas en lugar de mejillas;

y en algunos perfumes hay delicias mayores

que el aliento que sale de la boca que yo amo.

     Me enamora escucharla, y no obstante sé bien

que la música tiene un sonido más dulce;

reconozco que nunca vi el andar de una diosa,

ella cuando camina va pisando la tierra.

     Pero, oh cielos, sólo ella es así, sin igual,

No como otras burladas por ridículos símiles.

Gema escogió la letra de una canción de El último de la fila.

Gema

Lejos de las Leyes de los Hombres

Yo he visto las maravillas de la creación

sin ni tan siquiera abrir los ojos.

Y tu siempre has estado a mi lado,

a miles de kilómetros o entre mis brazos.

Te amo como se ama por primera vez,

cuando aún no hay costumbres.

Lejos de las leyes de los hombres,

donde se diluye el horizonte.

He visto el paraíso y el infierno

sin ni tan siquiera abrir los ojos,

y tu siempre has estado a mi lado,

a miles de kilómetros o entre mis brazos.

Te amo como se ama por primera vez

cuando aún no hay costumbres.

Lejos de las leyes de los hombres

donde se diluye el horizonte.

Después hubo más fiesta, con flamenco y canciones canallas. Sin duda fue una tarde muy especial. He decidido celebrar cada año esta jornada de manjares y letras. Será una fecha importante en mi calendario, y espero que también llegue a serlo para much@s de vosotr@s, con quien espero y deseo compartir libros y mesa.

Notas

1. Muchas de las fotos de esta entrada son de Gema, de Divinos sabores. Así que Gema, gracias por las fotos.

2. El fragmento de Nicole Krauss lo leyó J. y no Maria. Lo recordaba como lo he narrado, pero ahora puedo ver perfectamente a J. leyendo el fragmento. Rindamos un homenaje a la traición de la memoria, dejando la entrada tal cual.

28 comentarios en “Manjares y letras (y 2)

  1. Es magnífico Rosa Mary, me encanta todo, las reuniones que celebras me parecen fabulosas, te alimentan el alma y el cuerpo
    Felicidades por tu gran trabajo xD

  2. Esto es un festín en toda regla, en el que la mesa es tan importante como la palabra y viceversa. ¿Dónde hay que echar la instancia? 😉 Muchas gracias y muchas felicidades por una propuesta -o propuestas- tan interesantes.

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