El año pasado organicé una comida en casa y os lo expliqué todo en Manjares y letras. Nos lo pasamos tan bien que decidí repetir la comida, pero esta vez fui un poco más lejos y decidí invitar a este festín de letras a algunas de las personas con las que me relaciono en Twitter.
Estaba decidido, no seríamos más de ocho comensales, tanto por el espacio como por el trabajo. Escogí a seis personas de una larga lista y les envié la invitación.
Os presento a l@s valientes que decidieron venir a casa a compartir manjares y letras.
A. (también conocido como MrSushi1), Laura, Maria, J.(también conocida como Minerva), Gema y Lila. Ruth no aparece en la foto, porque finalmente no pudo venir.
Y Twitter, como siempre, se hacía eco del evento.
Los manjares
Del menú original hice una selección de platos, como la vez anterior. El resultado ha sido este menú:
El aperitivo volvió a ser el Kir Royal. Ya no concibo empezar de otra manera esta jornada de letras. Para acompañar el cóctel hice unas almendras marcona fritas y unas aceitunas confitadas con hierbas y cítricos. Estas aceitunas las partí yo, las puse en salmuera y luego las confité. ¡Estaban realmente buenas! El año que viene vuelvo a hacerlas.
Los entrantes del menú original me los salté a la torera. Como había hecho anchoas con sal y pimienta y tenía rábanos de cosecha propia, estos dos sí que los conservé. Repetí de nuevo las Vieiras con beicon de Pinchos y canapés y la trucha fría en salsa verde. Y esta vez hubo dos novedades, de cosecha propia: las alcachofas en aceite y unos higos agridulces con queso.
Y el plato principal, de nuevo el Coq au vin acompañado con patatas al horno (se me churruscaron un poco) y pasta con mantequilla. Ya sabéis, receta tuneada de Anthony Bourdain.
De postre, de nuevo, la tarta Sarah Bernhardt. Esta vez me salió a la primera, y Maria, en vez de sufrir mis fracasos vía MD, la probó. Y yo, muy pero que muy feliz.
Las letras
Y llegó el momento de las letras. La comida se había alargado lo suyo (¡buena señal!) y Lila se tuvo que marchar. Nos dejó su lectura para que la leyéramos. Esa tarde no pudimos leerla, entre lecturas, cantes y risas se nos fueron las horas. Al día siguiente la leí, y os aseguro que es muy divertida. Así es como empieza el Diario de Adan y Eva de Mark Twain. Si clicáis en este texto, os podéis bajar el libro entero.
Lunes.- Este animal nuevo, de larga cabellera, está resultando muy entremetido. Siempre merodea en torno mío y me sigue a donde yo voy. Esto me desagrada; no estoy acostumbrado a tener compañía. Debería quedarse con los demás animales. El día está nuboso y sopla viento del Este; creo que tendremos lluvia. ¿Tendremos? ¿Nosotros? ¿De dónde he sacado yo esto de nosotros? Ya caigo. Así es como habla el animal nuevo.
A continuación Laura
nos leyó L’aigua és això, de David Foster Wallace. Reproduzco un pequeño fragmento de la versión es castellano, que podéis encontrar en el blog arsenaldeletras:
Mis saludos y felicitaciones a la generación 2005 del Kenyon College.
Érase una vez dos peces jóvenes que nadaban juntos cuando de repente se toparon con un pez viejo que les saludó y dijo: “Buenos días, muchachos. ¿Cómo está el agua?”. Los dos peces jóvenes siguieron nadando un rato hasta que eventualmente uno de ellos miró al otro y le preguntó: “¿Qué demonios es el agua?”.
Esto es algo común al inicio de los discursos de graduación en Estados Unidos, el empleo de una pequeña parábola con un fin didáctico. Esta costumbre resulta ser una de las mejores convenciones del género y la menos mentirosa, pero si se han empezado a preocupar porque mi plan sea presentarme como el pez sabio y viejo que les explica a los peces jóvenes lo que es el agua, por favor no lo hagan. Yo no soy el pez sabio y viejo. El punto de la historia de los peces es, simplemente, que las realidades más importantes y obvias son a menudo las más difíciles de ver y explicar. Enunciado como una frase, por supuesto, suena a un lugar común banal, pero el hecho es que las banalidades en el ajetreo diario de la existencia adulta pueden tener una importancia de vida o muerte, o así es como me gustaría presentarlo en esta mañana despejada y encantadora.
J. (ya sabéis, también conocida como Minerva) nos leyó estos poemas escritos por ella.
ETS L’ALIMENT
Menjava quan m’he sorprès encabint-te
entre aquest espai tan petit
que tinc entre els dits
i que ara em pinça una orella
ara em confirma que la carn
segueix aquí,
amb aquest crit entre els plecs
que s’accelera
com el pols que s’esbargeix
en el darrer moment
que et tinc a dins.
I et dic que t’he engolit
amb la mateixa fam
que em deixa caure
pels descosits de la teva camisa
cada cop que m’apareixes
rere un sospir
i el turmell desvalgut em pendola
entre el taulell de la cuina
i aquesta casa que crida a l’amor
a sobreviure sense tu tot l’estiu.
VÈRTEBRA
Vinc amb la boca petita
perquè només hi càpiga
l’única vèrtebra que tinc
a l’abast,
ara que la clandestinitat
dels dimarts ha convertit
el teu cos en aquest diumenge.
Però en tenir-te a dins
no sóc capaç d’atrapar tanta llum
entre les dents.
SERIA
Per tu seria el diumenge,
la corba d’aquesta llum tan clara,
sincerament hivernal,
que envaeix amb un sol feix
aquest vers de nostàlgia
que s’esmicola entre els llavis:
sucre i fum.
Seria l’olor del darrer estiu
com si el visquéssim sabent
que és l’últim,
i la sal damunt la pell
ens fos la vida
a cent vint quilòmetres de vent
embullant-nos els cabells.
Seria el crit que cal sargir-se
quan sents que el temps
t’esbargeix ocells dins dels ulls,
galops de cavalls
demanant més carn, més mot,
més amor, aquesta malaltia.
Per tu seria aquesta tarda eterna
perdent-se dins la tebior
dins dels teus braços,
dins del darrer esbós
que vaig fer
en el darrer moment que mai podré viure
dins tu
seria.
SOPAR
Torna a ser cinc de novembre.
Miro, resignada,
com bull la verdura
amb aquest buit mal paït
que em segueix glaçant
com aquell desembre.
Voldria saber què és, però,
el que em fa sentir
que ja ens hem dit
massa silencis.
FAM DE GUERRA
Camino pel marge del teu braç,
imaginant-me el dit
com una posta que s’accelera
a la vora dels llavis,
el palpís de la teva columna
damunt les dents.
I així, mentre recorro amb desfici
el perfil més carnal del pensament,
em demanes, de sobte, que parli,
jo, que fa hores que m’he perdut,
al buit de la teva boca,
desitjant que el carrer s’escurci
d’una puta vegada
i l’impuls t’acceleri
a arrambar-me a alguna porteria fosca,
a deixar-nos llençar la vida
per una carretera allunyada
amb el cor a dos-cents.
I així, sent conscient que caldrà perdre
el que caldrà perdre,
dic que prou,
que no vull ser aquesta
que aferra el petó
entre el cruixir dels dits,
a puny tancat,
i fa malabarismes entre el desig
i la tendresa.
Que sóc la selva,
la tempesta dins la selva,
i que només em vertebraran els llamps
i el verb decidit
que doni sentit
a aquesta inútil fam de carn,
al gust terrós d’aquesta fam de guerra.
Maria empezó con un poema de Maria-Mercè Marçal, del libro La germana, l’estrangera.
He canviat set cops la pell com una serp
i encara repto entorn del marbre del teu nom,
esculpit tenaçment, m’enrosco entre els seus peus
i em faig minvant de lluna per fer-li pedestal.
Hostal parat a l’ocell sense rumb,
desafiant el temps que cau, segat,
mentre em creixen set voltes els cabells,
set cops el verd al capciró de boges
primaveres tal volta inabastables
que no saben temptar-me: gos fidel
al regust de la mort, servil escorta,
insensible a la plija, al vent que xiula
i em vol empènyer lluny, ben cuirassada
rere l’ombra que em ferma, i els ulls fits
en la claror que falca el meu exili.
He canviat set cops la pell, com una serp.
Y más tarde nos leyó un fragmento de La historia del amor, de Nicole Krauss. Aquí tenéis un fragmento.
Erase una vez un niño que amaba a una niña, y la risa de ella era como una pregunta que él quería pasar la vida contestando. Cuando tenían diez años, le pidió que se casara con él. Cuando tenían once, le dio el primer beso. Cuando tenían trece, se pelearon y estuvieron tres semanas sin hablarse. Cuando tenían quince, ella le enseñó la cicatriz del pecho izquierdo. Su amor era un secreto que no revelaron a nadie. Él le prometió que no querría a ninguna otra en toda su vida. «¿Y si yo me muero?», pegunto ella. «Ni aun entonces», dijo él. El día en que ella cumplía dieciséis años, él le regaló un diccionario inglés y juntos aprendían las palabras. «¿Esto qué es?», preguntaba él resiguiéndole el tobillo con el índice, y ella buscaba la palabra. «¿Y esto?», preguntaba él dándole un beso en el codo. «Elbow!» «¿Qué palabra es ésa?», y entonces él lo lamía y ella se reía bajito. «¿Y esto qué es?», preguntaba él rozándole con el dedo la suave piel detrás de la oreja. «No lo sé», respondía ella, apagando la linterna y echándose de espaldas con un suspiro. Cuando tenían diecisiete años hicieron el amor por primera vez sobre un montón de paja, en un granero. Después, cuando ocurrieron cosas que nunca hubieran podido imaginar, ella le escribió en una carta: «¿Cuándo aprenderás que no hay una palabra para cada cosa?»
A. leyó este poema de William Shakespeare, traducción de Carlos Pujol.
No comparo los ojos de mi amada con soles,
es más rojo el coral que el color de sus labios
y si es blanca la nieve son sus pechos morenos;
si el cabello es de hierro, negro hierro la ciñe.
Sé de rosas de Oriente que son rojas y blancas,
mas no veo estas rosas en lugar de mejillas;
y en algunos perfumes hay delicias mayores
que el aliento que sale de la boca que yo amo.
Me enamora escucharla, y no obstante sé bien
que la música tiene un sonido más dulce;
reconozco que nunca vi el andar de una diosa,
ella cuando camina va pisando la tierra.
Pero, oh cielos, sólo ella es así, sin igual,
No como otras burladas por ridículos símiles.
Gema escogió la letra de una canción de El último de la fila.
Lejos de las Leyes de los Hombres
Yo he visto las maravillas de la creación
sin ni tan siquiera abrir los ojos.
Y tu siempre has estado a mi lado,
a miles de kilómetros o entre mis brazos.
Te amo como se ama por primera vez,
cuando aún no hay costumbres.
Lejos de las leyes de los hombres,
donde se diluye el horizonte.
He visto el paraíso y el infierno
sin ni tan siquiera abrir los ojos,
y tu siempre has estado a mi lado,
a miles de kilómetros o entre mis brazos.
Te amo como se ama por primera vez
cuando aún no hay costumbres.
Lejos de las leyes de los hombres
donde se diluye el horizonte.
Después hubo más fiesta, con flamenco y canciones canallas. Sin duda fue una tarde muy especial. He decidido celebrar cada año esta jornada de manjares y letras. Será una fecha importante en mi calendario, y espero que también llegue a serlo para much@s de vosotr@s, con quien espero y deseo compartir libros y mesa.
Notas
1. Muchas de las fotos de esta entrada son de Gema, de Divinos sabores. Así que Gema, gracias por las fotos.
2. El fragmento de Nicole Krauss lo leyó J. y no Maria. Lo recordaba como lo he narrado, pero ahora puedo ver perfectamente a J. leyendo el fragmento. Rindamos un homenaje a la traición de la memoria, dejando la entrada tal cual.
Rosamary querida: qué maravilla, y qué envidia. Todo es exquisito, los platos y las letras. Qué fortuna teneros entre vosotros y gozar así! Un beso y felicidades.
Muchas gracias, Maite. Y qué alegría siempre tenerte por aquí 🙂 Un beso.
Que envidia!!. Una fiesta magnífica.
Sí!! Lo mejor es que cada año será bien distinta 🙂
¡¡Que maravilla de fiesta y, la combinación de manjares y letras, genial!!
Besos
Sí! Voy a celebrar este festín de letras cada año. Decidido! Estoy contenta de verte de nuevo en acción :-))))
Una festa fantàstica!! Entre el menjar i la literatura…
Sí!! Cada any celebrarem les lletres amb un gran festí 🙂
Un menú impressionant! Cada vegada et superes a tú mateixa!
Gràcies!! 🙂 Un petó
Maravilloso post…. Platos y letras, el complemento ideal. Te felicito y agradezco que hayas compartido. Un abrazo. Aquileana 😀
Yo también creo que gastronomía y letras es una combinación maravillosa. Otra que me fascina es gastronomía y pintura, y pronto voy a volver a hacer una entrada de estas. Un beso
Que idea más genial!!!!
Me alegra que te guste esta entrada. Es precisamente el tipo de entradas por las que empecé el blog, y para mi son muy especiales. Un abrazo
Es magnífico Rosa Mary, me encanta todo, las reuniones que celebras me parecen fabulosas, te alimentan el alma y el cuerpo
Felicidades por tu gran trabajo xD
¡Muchas gracias Maribel! Tu si que alimentas el alma :-))) Un gran beso 🙂
Esto es un festín en toda regla, en el que la mesa es tan importante como la palabra y viceversa. ¿Dónde hay que echar la instancia? 😉 Muchas gracias y muchas felicidades por una propuesta -o propuestas- tan interesantes.
Para ti siempre habrá un festín así en mi mesa 🙂 Eso sí, antes, cocina a cuatro manos, que yo no dejaría escapar la ocasión de preparar el festín contigo… ¡cuánto iba a aprender! 🙂
Bueno, aprender, lo que se dice aprender no sé. Pero seguro que nos reiríamos un buen rato 😉
¡No es poco! 🙂
Te nomine para un premio no te pierdas mi post de hoy =)
¡Muchísimas gracias! Ahora mismo me voy a visitar la entrada de tu blog :-))
Espectacular post y la idea es sumamente original… Muy buenas fotos y elección poética. Gracias… Un abrazo. Aquileana 😀
PD: Acabo de percatarme de que he comentado en el mismo post…. Dos veces, simplemente lo tomé como una entrega diferente bajo el mismo tópico. Mis redudantes disculpas!
Aquileana 😉
¡Ja, ja, ja!! No me extraña, es un post largo y con mucha literatura, y eso es lo que pasa con la literatura, que cada vez que lees parece nuevo 😉 ¡Feliz de tenerte repitiendo! 🙂
Qué gracioso!!! … 😀 Un abrazo virtual Aquileana ⭐
Pero que super chulo y lo has explicado y documentado tan bien que mientras lo leía sólo he echado de menos el solecito! 😉
El año que viene… ¡otro! ¿Te apuntas? 🙂