El restaurante Cuynes en Granollers

El viernes nos escapamos a Granollers. En principio no parece una gran escapada, pero ha sido un mini viaje con un gran gastrodescubrimiento. Y lo mejor de todo, es que se ha quedado otro restaurante en el tintero.

Cuando decidimos ir a Granollers no dudé en pedir a Maria que nos aconsejara algún restaurante. ¿Por qué se lo pedí a ella? En seguida lo sabréis.

De los dos restaurantes que nos aconsejó, fuimos al Cuynes. El chef del restaurante Cunyes es Lorenzo, quien fue chef en la Fonda Europa de Granollers y fue muy importante para Maria, la primera mujer que trabajó en su cocina después de 250 años de funcionamiento. ¿Cómo resistirme a conocer al chef Lorenzo? Y sabiendo las maravillas que hace Maria, era un valor seguro.

Este paraíso se encuentra en una pequeña calle. El enamoramiento fue rápido. Primero fue el color de la letrería…

luego, la fórmula Platillos de la familia…

la carta…

el espacio diáfano, con una decoración sobria pero alegre y moderna, en el que enseguida estuve a gusto…

 

y la promesa, nada más entrar, de unos buenos vinos…

que luego se confirmó.

 

En la sala, Pepa y Toni hicieron la comida muy agradable. Toni nos cantó los platos del día con tanto entusiasmo que ¡los hubiéramos pedidos todos! Con solo oírlo supimos que íbamos a comer bien.

Como no había aún mucha gente en el restaurante, me lancé, me fui hacia la cocina, una parte de la cuál está a la vista, y pregunté por Lorenzo. Hablamos un rato y nos enseñó el resto del restaurante. En la cocina se respiraba cariño y pasión.

Pedimos pan con tomate y nos obsequiaron con el aperitivo del día, un gazpacho de remolacha.

 

De primero escogimos dos platos del día: el canelón de ensaladilla

y un trinxat de patata trufada con rebozuelos.

A. se pidió unos callos de segundo,

 

y yo no pude resistirme a la lengua de ternera con vinagreta de olivas (un plato que seguro que hago algún día).

Acompañamos esta deliciosa comida con un Domaine de Majas 2012, un tinto joven del Roussillon que nos gusta mucho.

Y finalmente, llegó el turno de los postres. El tiramisú de A. estaba fantástico,

pero ¡ay, mi flan de nata con helado de turrón!… ¡ay, mi flan de nata!

En octubre se celebra en Granollers una feria de quesos. Será una gran escusa para volver a sentarme a la mesa de este restaurante.